domingo, 8 de junio de 2008

Expectativas y dudas sobre el futuro 'desembarco' de compañías brasileñas en la Isla

Economía - Reportaje
Expectativas y dudas sobre el futuro 'desembarco' de compañías
brasileñas en la Isla

Empresarios y analistas creen que el negocio conviene a ambas partes,
pero temen un nuevo fiasco comercial.

Agencias | 08/06/2008

El gobierno y las multinacionales de Brasil pugnan por un lugar de
privilegio entre los nuevos negocios en la Cuba de Raúl Castro, en
sectores como agricultura, petróleo e infraestructura, reportó ANSA.

Calificada como futuro "tigre asiático" económico por el canciller
brasileño Celso Amorim, en su visita a La Habana en mayo pasado, la Isla
es un horizonte de grandes negocios y geopolítica para el país gobernado
por el fundador del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula
da Silva.

El viaje de Lula a Cuba, el 15 de enero, reposicionó a Brasil y a sus
multinacionales para competir por negocios estratégicos en el único país
comunista de Occidente. Uno de los frutos de este acuerdo comenzó a
ejecutarse este mes dado que La Habana planea plantar 40.500 hectáreas
de soja (soya) en la provincia de Ciego de Ávila. El trabajo técnico
será realizado por la estatal Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria
(Embrapa), del Ministerio de Agricultura.

"Cuba tiene el proyecto formulado. Es la primera vez que lo hace a gran
escala con soja. Le faltan a ellos algunos elementos técnicos sobre
semillas de soja. El objetivo es transferir nuestra tecnología de gran
productor de soja y hallar la variedad que se adapte al terreno", reveló
a ANSA el agrónomo José Madeira, encargado de Embrapa en el proyecto.

Sin embargo, según un diplomático occidental entrevistado en La Habana
por EFE, "no se ve una oportunidad de negocios más allá de la ligada al
crédito oficial". Se preguntó además por qué, en el negocio de la soja,
la seleccionada es EMBRAPA, "y no uno de los grandes grupos sojeros
brasileños, que podría hacer además una inversión para producir, cosa
que Embrapa no puede hacer".

El níquel cubano, según especialistas del sector en Brasil, es motivo de
interés de la minera Votorantim. También el mercado de autobuses urbanos
por parte de la constructora y montadora Marcopolo. Y uno de los grandes
proyectos que puede rendir, según estimaciones, un contrato de 635
millones de dólares, es la renovación de la red de carreteras de la Isla.

Para negociar estos contratos, abrió una oficina en La Habana el gigante
de la ingeniería brasileña, Odebrecht, cuya gerencia declinó comentar a
ANSA la marcha de las negociaciones con el gobierno de Raúl Castro.

El comercio Brasil-Cuba en 2007 fue de 450 millones de dólares y se
situó en segundo lugar, detrás de la relación con Venezuela, que es
preferencial por la venta de petróleo. Pero la gran apuesta de Brasil es
el la explotación petrolera en el Golfo de México y una fábrica de
lubricantes en La Habana, asunto por el que negocian Petrobras y la
cubana Cupet.

Petrobras, estatal con su 49% en capital accionario abierto, negocia la
construcción de una empresa mixta con Cupet para abrir la fábrica en la
capital de la Isla. Petrobras busca unirse en el Golfo de México a un
proyecto de siete petroleras para explotar crudo en aguas profundas,
luego de la primera exploración realizada por la española-argentina
Repsol YPF.

Empresarios, diplomáticos y analistas consultados por EFE en La Habana
coinciden en que un acuerdo de Brasil y Cuba conviene a ambas partes,
pero tienen diferencias al pronosticar un escenario que no acabe en un
nuevo fiasco comercial, y al calcular la importancia de una relación
comercial apoyada en crédito público.

Un representante de un conglomerado empresarial brasileño indicó que el
plan "camina", aunque las compañías están aún en el "proceso de
identificación de oportunidades".

"No (se trata) sólo de la proyección del mercado, sino de identificar
oportunidades relacionados con proyectos del gobierno", precisó.

Aparte de las carreteras, las empresas brasileñas ven oportunidades en
el sector petroquímico o en el área del cemento. Destacan como avales
para el negocio el proceso político que abrió en enero Lula da Silva, el
capital derivado del sector turístico cubano y la posición geopolítica
de la isla.

Para el citado ejecutivo brasileño, el plazo máximo para que la
diplomacia se traslade a los negocios "es de un año", aunque —aclaró—
"todo esto va a depender de cómo el gobierno cubano va a explotar esos
recursos".

"Si alguien puede ayudar a Cuba, Brasil está en la lista de cabeza",
indicó a su vez un analista occidental, para quien el "comercio a
crédito siempre es fácil", pero no tanto "ver cómo funcionan los pagos y
ver si los cubanos están dispuestos a hacer empresas mixtas".

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/expectativas-y-dudas-sobre-el-futuro-desembarco-de-companias-brasilenas-en-la-isla-89754

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