sábado, 30 de enero de 2010

El régimen suaviza las restricciones a los vendedores particulares en las provincias orientales

El régimen suaviza las restricciones a los vendedores particulares en
las provincias orientales
Autor y Ciudad:
Agencias

Vendedores ilegales han ofrecido furtivamente sus productos por décadas
en las carreteras y calles de Cuba. Pero ahora, en algunas provincias,
ya no tienen que esconderse de la policía, reportó Reuters.

Las autoridades en las provincias del centro y este de la Isla están
autorizando la venta de frutas y vegetales, en una pequeña concesión a
la iniciativa privada antes prohibida.

La medida, que podría extenderse más adelante a todo el país, es
percibida como parte de los esfuerzos de Raúl Castro por mejorar la
producción y distribución de alimentos.

El pequeño cambio, aplaudido por productores y consumidores, es la clase
de reforma con la que Raúl Castro espera reducir la dependencia de las
importaciones y lograr más autosuficiencia, sin salirse demasiado del
modelo económico creado después de la revolución liderada por su hermano
Fidel en 1959.

El gobierno ha dicho muy poco acerca de los cambios en las provincias,
que al parecer están siendo introducidos de forma gradual a lo largo del
país.

A lo largo de la mayor autopista de la Isla, que atraviesa el país de
oriente a occidente, hombres salen detrás de los árboles para ofrecer
ristras de ajos, cebollas, queso, pasta de guayaba, frutas y aves a los
conductores.

Mientras negocian el precio, los vendedores mantienen siempre un ojo en
la carretera por si aparece el jeep verde olivo de la policía, por lo
general muy visible en las desoladas carretras de la isla. Pero el juego
del gato y el ratón termina a 100 kilómetros de Santiago de Cuba, en las
montañas de la Sierra Maestra, en donde aparecen decenas de pequeños
quioscos vendiendo legalmente frutas tropicales a los lados de la carretera.

Los vendedores exhiben sus productos con orgullo, los clientes saborean
las frutas con una sonrisa, la policía se ocupa de otros asuntos y el
gobierno recauda impuestos de aquellos que perseguía hasta hace poco.

El cambio comenzó el año pasado, cuando Lázaro Expósito se hizo cargo
del Partido Comunista en Santiago de Cuba, ordenando la construcción de
los quioscos y permitiendo a los residentes vender lo que producían en
sus patios.

Expósito es ahora una figura venerada por las oportunidades económicas
que ha brindando, dicen habitantes de la zona.

"Doy gracias a Dios por esta oportunidad y también al compañero
Expósito", dijo Edilberto Fernández, que trabaja junto a un grupo de
jóvenes en un puesto de venta.

"Durante mucho tiempo, cuando agarrabas la fruta de tu patio y la ibas a
vender a la carretera aparecía la policía, me caían encima y me quitaban
las cosas, cuando en realidad no estaba haciendo nada malo", añadió.

Dejar de luchar

El vendedor dijo que su quiosco estaba abierto las 24 horas del día y la
demanda era tan fuerte que él y sus vecinos estaban sembrando tantos
árboles frutales como podían, una buena noticia en esta tierra tropical
donde la generosidad de la naturaleza ha sido a menudo frenada por el
control estatal y la burocracia.

"Se puede imaginar lo que es poder traer las frutas aquí y no tener que
luchar. La fruta no se pudren en los árboles ni los animales se las
comen, las comen los cubanos", dijo Fernández.

Medidas similares han sido adoptadas en las montañas de las vecinas
provincias orientales de Granma y Holguín.

Agricultores de cooperativas en el centro del país dijeron que está
prevista la apertura de quioscos a lo largo de las carreteras para que
ellos también puedan vender sus producciones.

En Santiago de Cuba, las autoridades locales han comenzado a legalizar
la venta de frutas y vegetales en carretas tiradas por caballos. Las
modestas carretas han surcado las empinadas calles de la ciudad durante
siglos, aunque sin permiso oficial desde fines de la década de 1960.

"La policía estaba siempre encima de nosotros. No podíamos trabajar",
dijo Rubén, llevando su carro cargado con naranjas. "Ahora, estamos en
paz. Se pueden vender más sin ningún problema".

El reglamento para que los vendedores obtengan las licencias exige el
pago de impuestos, que las carretas y carros estén bien pintados y
cubiertos y que los animales estén sanos.

En Camagüey, vendedores con licencia ofrecen sus productos en las
pintorescas avenidas y calles de la ciudad colonial donde las bicicletas
y carros de caballos superan en número a los autos. Los clientes
aprecian la comodidad.

"Estas medidas me permiten comprar hortalizas en mi puerta, sin tener
que caminar hasta el mercado que está muy lejos", dijo Yolanda Santos,
una jubilada de Camagüey.

Desde que reemplazó hace dos años a su convaleciente hermano Fidel, Raúl
Castro adoptó medidas para mejorar la producción de alimentos.

Entre las medidas destaca la descentralización de las decisiones en la
agricultura, el aumento de los precios que el Estado paga a los
campesinos por sus productos y la entrega en usufructo de tierras
ociosas a unos 100.000 agricultores y cooperativas.

También ordenó mejorar el sistema de distribución. Cuba, que importa
entre el 60 y 70% de la comida que consume, atraviesa una severa crisis
de liquidez.

El régimen suaviza las restricciones a los vendedores particulares en
las provincias orientales | DIARIODECUBA (29 January 2010)
http://www.ddcuba.com/cuba/noticias/2010/el-regimen-suaviza-las-restricciones-los-vendedores-particulares-en-las-provincia

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