miércoles, 28 de agosto de 2013

Cooperativas - con la gritería delante del muerto

Cooperativas: con la gritería delante del muerto

Miércoles, Agosto 28, 2013 | Por José Hugo Fernández



LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Una muy breve estancia en el

parque habanero El Curita (calles Reina y Galiano), basta para conocer

la opinión de los usuarios de la nueva cooperativa de transporte público

que cubre el trayecto Habana-Boyeros-Santiago de las Vegas, entre los

más populosos de la capital. En general, el criterio es que los pequeños

ómnibus de esa ruta funcionaban mejor antes de ser pasados al

cooperativismo, sin que, para colmo, ni siquiera les hayan rebajado el

precio del pasaje.



Teniendo en cuenta que antes de integrarse en cooperativa, estos ómnibus

operaban bajo la administración directa del Estado, ya podremos calcular

cuán bueno era su funcionamiento hasta hace poco, y cuán malo resulta en

la actualidad.



En Artemisa, otra de las provincias escogidas para ensayar la aplicación

del cooperativismo en el transporte público, el bombardeo de quejas de

los usuarios atrajo ya la atención de la prensa independiente. Mientras,

los propios cooperativistas, apenas transcurrido algo más de un mes de

trabajo, apelan a las insuficiencias de base de la organización (no

poseen vehículos propios sino en usufructo, y no disponen de mercados

mayoristas donde adquirir suministros) para justificar el mal servicio y

las alteraciones en los precios del pasaje.



Los caciques de Cuba creen haber hallado en las "nuevas" cooperativas

una fórmula mágica para cerrar sin sofocos el último ciclo de su

dictadura totalitarista.



Entendido al modo en que lo entiende la fatua progresía internacional, o

sea, como un movimiento para organizar nuevas relaciones sociales y de

producción, basadas en la equidad, la ayuda mutua y la solidaridad, el

cooperativismo debió parecerles caído del cielo para reactivar sus

planes con el fin de seguir siendo dueños de todo, a la vez que

aparentan buscar vías novedosas para elevar la eficiencia y la

productividad, desarrollando un atinado proceso de descentralización

económica.



Quienes se han mostrado desconcertados ante el aluvión de prohibiciones

y ante el acoso con que el régimen arremete hoy contra los

cuentapropistas, en momentos en que muchos esperaban que apoyara y aun

fomentara el desarrollo de sus actividades, bien podrán explicarse el

desconcierto con una palabra: cooperativismo. Los caciques se cayeron de

la mata al descubrir que ya no necesitan correr el riesgo de la

privatización (aunque sea a pequeña escala), ni de la empresa

particular, que de alguna manera siempre van a constituir vías para el

libre pensamiento y la independencia.



Al crear cooperativas con las dos manos, los caciques (aplicando otra

vez la socorrida frase de Lampedusa) pretenden hacer creer que todo

cambia para que siga como siempre estuvo. Y tan ingenuamente convencidos

parecen estar del triunfo de su plan, que se gastan el lujo de

menospreciar y arrinconar a los cuentapropistas, los únicos que, mejor o

peor, estuvieron sacándoles las castañas del fuego en los últimos tiempos.



Con la gritería delante del muerto, como es su estilo, promocionan ahora

la existencia de 124 cooperativas, puestas en funcionamiento desde el

día primero de julio, en sectores como el transporte, la construcción,

la recogida de desechos y los mercados agropecuarios.



Desde luego, el proyecto forma parte de la graciosa actualización de

(su) modelo económico, y está recogido en esa momificación en blanco y

negro a la que llaman los Lineamientos del VI Congreso del Partido

Comunista de Cuba. Una de sus principales promotoras, Grisel Tristá,

quien se gasta un cargo de tres kilómetros (Jefa del Grupo de

Perfeccionamiento Empresarial de la Comisión Permanente para la

Implementación y Desarrollo), dijo, literal y graciosamente, que el

cooperativismo "le permite al Estado irse desprendiendo de asuntos que

no son trascendentales en el desarrollo de la economía".



En tanto, otro sesudo, el Presidente de la Sociedad de Cooperativismo de

la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, Alberto

Rivera, hablaba, no menos graciosamente, sobre la necesidad de capacitar

a la población para que entienda el chasco y la engañifa que representa,

justo ahora, el fomento de estas cooperativas, creadas como llantas de

auxilio, y a las cuales se les otorga desde su praxis un rol pasivo y de

corto aliento, sencillamente porque las estructuras de una verdadera

cooperativa (incluso como la entiende la progresía internacional)

resultan incompatibles con el sistema burocrático, antidemocrático y

asfixiante del régimen cubano.



Lo más risible es que en el cacareo ordenado a la prensa oficial para la

publicidad de este acontecimiento, se insista en que las cooperativas

están siendo organizadas a partir de la voluntad y los aportes

individuales de sus miembros.



De las primeras 124 que se han formado, 112 surgieron del sector

estatal, lo que equivale a decir de empresas fracasadas, insolventes,

con administradores corruptos e inútiles, que automáticamente han pasado

a ser presidentes de cooperativas. Doce solamente proceden del sector no

estatal, constituidas –dicen ellos- por cuentapropistas. Rogelio

Regalado, miembro de otra cosa a la que llaman Comisión de

Implementación de las Reformas, ha expresado con claridad el manejo

turbio al declarar que en ciertas empresas estatales en bancarrota se

les propone a los obreros que se asocien "voluntariamente" en una

cooperativa, y: "Si no existen obreros dispuestos a asociarse, el

inmueble y los medios son sometidos a licitación pública".



222 pequeñas y medianas empresas del Estado, todas deficientes,

improductivas y en crisis general, serán transformadas en cooperativas,

teóricamente autónomas a 100 %. Una amplia gama de servicios, incluidos

el transporte público, mercados de frutas, restaurantes y hasta centros

de crías de camarones, se llevarán a cabo mediante esta nueva gestión a

la que ya engancharon el gracioso slogan de "economía solidaria". En

fin, más de lo mismo: artimañas para demorar, mientras puedan, el libre

acceso a la propiedad privada, para seguir amordazando a los reales

agentes del progreso económico del país, al tiempo que se burlan de los

consumidores, lo que es decir de la población, la cual no encuentra

alternativas para satisfacer sus propias demandas, pero debe continuar

costeando las del explotador, que es el régimen.



Source: "Cooperativas: con la gritería delante del muerto | Cubanet" -

http://www.cubanet.org/articulos/cooperativas-con-la-griteria-delante-del-muerto/

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