lunes, 23 de febrero de 2015

Cubanos pobres viven peor con reformas de Raúl Castro

Cubanos pobres viven peor con reformas de Raúl Castro
LA HABANA.- Por las calles de La Habana pululan cientos de personas
pidiendo limosna, recogiendo sobras en la basura o durmiendo en cartones
en edificios inhabitables
LA HABANA.- Iván García / Especial

Junto a su esposa y cinco hijos, José vive hacinado en una habitación de
tres metros por cuatro con una barbacoa de madera, en una cuartería de
Santos Suárez, barriada del sur de La Habana.

El solar es un sitio precario donde los cables de electricidad cuelgan
del techo, el agua corre por el angosto pasillo central debido a las
filtraciones en las cañerías y un olor nauseabundo de los albañales se
impregna en la nariz durante horas.

Esa cuartería forma parte de la colección de asentamientos desvencijados
donde residen más de 90 mil habaneros, según cuenta Joel, funcionario de
vivienda en el municipio 10 de Octubre.

Hay sitios peores. En los alrededores de la capital, como el marabú,
crecen las villas miserias. Suman más de 50. Casas de chapas de
aluminio, tejas y cartón tabla sin servicios sanitarios donde sus
moradores obtienen la electricidad de manera clandestina.

Pero volvamos a Santos Suárez. José dice tener 40 años, pero su piel
cetrina y el rostro hinchado por el exceso del alcohol, poca comida y
pésima calidad de vida le hace parecer un anciano.

José forma parte de ese segmento de la población que no recibe remesas
ni puede adquirir pesos convertibles. Trabaja en cualquier cosa.
Chapeando canteros. Cargando escombros o cubos de agua. Una jornada
productiva le reporta 70 pesos, alrededor de 3 dólares. "Todo se va en
comida. Y el resto en alcohol", cuenta.

La dieta promedio de su familia consiste en dos espumaderas de arroz
blanco, un cucharón de potaje una vez a la semana, un huevo hervido y un
cuarto de pollo o picadillo de res mezclado con soya que una vez al mes
distribuyen por la libreta de racionamiento. "Desayuno solo café. El pan
mío de la libreta se lo dejo a los muchachos", afirma.

Hace una década, estuvo preso por robar bombillos y sillones en las
viviendas de su barrio. "Robé por pura necesidad. Vendía los bombillos o
tubos de luz fría en 30 pesos. Los sillones de hierro en 10 cuc [pesos
convertibles]. Una vez por un sillón de madera me dieron 25 chavitos.
Con esa plata pude comprarle una cuna de uso a mi hija", recuerda José,
sentado en el portal de una farmacia en la calle Serrano.

Cuando usted le pregunta por las reformas económicas de Raúl Castro o
qué espera del nuevo giro diplomático entre Cuba y Estados Unidos, pone
cara de póker [rostro inexpresivo].

"¿Qué cambios? Con Raúl los pobres somos más pobres aún. Aquí el que no
esté conectado con el sistema o tenga familia en Miami se las ve negra.
Los viejos ni se diga. Fidel tiene muchos defectos, pero cuando él
gobernaba, los servicios sociales y las raciones por la libreta de
abastecimientos te permitían vivir mejor. Ahora no. Cada día el Gobierno
da menos a cubanos como yo. Mucha gente está contenta por volver a tener
relaciones con los americanos, ¿pero qué puede hacer Obama? Él no es el
presidente de Cuba", apunta, mientras de un botellín plástico se empina
un buche largo del peor alcohol posible.

Como José, por las calles de La Habana pululan cientos de personas
pidiendo limosna, recogiendo sobras en los latones de basura o durmiendo
encima de cartones en edificios inhabitables.

En los bajos de un edificio en la calle Carmen, esquina 10 de Octubre, a
diario, una decena de personas se reúne a vender libros de uso, zapatos
viejos y antiguallas. Nelson, un gay que pica los 60 años, padece de
diabetes crónica. Se dedica a vender revistas viejas. Para él, la
revolución se resume en dos palabras: "Una mierda".

"Todo se quedó en discursos. Dijeron que era una revolución de los
humildes y para los humildes, pero fue una mentira. Los pobres siempre
estuvimos mal, pero ahora estamos más jodidos que nunca. Lo que Raúl ha
traído ha sido capitalismo, y del malo. Fidel no toleraba muchas cosas,
entre ellas a los homosexuales, pero se vivía un poco mejor. Los pobres
siempre seremos pobres, en una dictadura o en una democracia", alega Nelson.

Como en el filme Good Bye, Lenin, del director Wolfgang Becker, donde
los alemanes orientales sentían nostalgia por la etapa del comunismo, en
Cuba, los que viven atrapados en el drama de pobreza, recuerdan con
añoranza la década de 1970-1980, cuando el Estado cada nueve días por la
libreta te daba una libra de carne de res per cápita, una lata de leche
condesada costaba veinte centavos y los anaqueles de las bodegas estaban
repletos de compotas rusas.

Para habaneros como Nelson y José, la democracia no se come.

Source: Cubanos pobres viven peor con reformas de Raúl Castro :: Diario
las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/2965208_cubanos-pobres-viven-pero-reformas-raul-castro.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario