jueves, 31 de diciembre de 2015

Los frijoles, ¡ay, los frijoles!

Los frijoles, ¡ay, los frijoles!
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 31/12/2015

Diminutos y sabrosos, parecen mirarnos desde el plato y burlarse del
trabajo que lleva conseguirlos. Los frijoles no son sólo parte de
nuestra cocina tradicional, sino que constituyen un eficaz indicador
para calcular el costo de la vida en Cuba. La subida de precios que han
experimentado esos deliciosos pequeñines en el último año es la prueba
de la desastrosa política económica impulsada por Raúl Castro.

Cuando en febrero de 2008 el ex ministro de las Fuerzas Armadas asumió
la presidencia del país, muchos apostaron por el carácter pragmático de
su mandato. Sus simpatizantes no paraban de recordar la frase en la que
asegurara que "Los frijoles son más importantes que los cañones".
Vaticinaban que la agricultura nacional funcionaría como ciertas fincas
gestionadas por el Minfar y por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).

Unas esperanzas que pasaban por alto la tan certera máxima martiana de
que "un país no se funda como se manda un campamento". El comportamiento
de un soldado en el surco jamás podrá equipararse a la jornada de un
agricultor y la orden de un oficial a doblar el lomo sobre la tierra no
se parece en nada a las gestiones de un campesino para contratar a quien
recoja su cosecha.

Las arengas contra el marabú lanzadas por Raúl Castro en sus primeros
años como presidente avivaron las expectativas, al igual que su llamado
a lograr un vaso de leche para el desayuno de cada cubano. Los raulistas
avizoraron en aquellas declaraciones el despegue de la producción de
alimentos y el aterrizaje de los precios hacia la realidad de los
sueldos. Pero no ocurrió ni lo uno ni lo otro.

En lugar de eso, en los últimos meses los consumidores han padecido una
significativa alza del costo de los productos agropecuarios. Si el año
arrancó con una libra de frijoles negros rondando entre los 12 y los 15
pesos cubanos, al cierre de diciembre el precio oscila entre los 15 y
los 20 pesos – el salario de una jornada laboral–, llegando a la pasmosa
cifra de 30 pesos en el caso de la libra de garbanzos.

Mientras, el salario medio del país sólo creció de 581 a 640 pesos, una
simbólica subida que expresada en el poder adquisitivo de los
trabajadores significa apenas tres libras de frijoles más al mes. Los
resultados que logró Raúl Castro con sus cacareados métodos no están muy
alejados de lo poco que alcanzó su hermano Fidel Castro con sus
grandilocuentes proyectos agrícolas y ganaderos.

La entrega de tierras en usufructo se topó con la burocracia, los
excesivos controles y el mal estado de los terrenos entregados. El
mercado experimental mayorista El Trigal es hoy una secuencia de naves
vacías, plátanos enfurruñados y elevados precios. En la actualidad es
más fácil encontrar una manzana traída desde miles de kilómetros de
distancia que una naranja o una chirimoya sembradas en nuestros campos.
Para el próximo año, el país deberá gastar 1.940 millones de dólares en
importación de alimentos y de la batalla contra el marabú no ha vuelto a
hablarse.

"Tengo que ganarme los frijoles", se justifica un maestro que después de
su jornada laboral se dedica a cocinar carne de cerdo, junto a una
porción de moros y cristianos que vende ilegalmente a los trabajadores
de un hospital. Pues sí, nuestra vida gira, se alza o cae, alrededor de
esos pequeñines deliciosos que ansiamos poner sobre el plato. Ellos,
caros y sabrosos, son el mejor indicador del fracaso del General.

Source: Los frijoles, ¡ay, los frijoles! -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/frijoles-ay_7_1916878295.html

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