domingo, 19 de febrero de 2017

Operación Porsche - la búsqueda clandestina de las joyas perdidas en Cuba

Operación Porsche: la búsqueda clandestina de las joyas perdidas en Cuba
La isla encierra aún algunos misterios: entre los clásicos almendrones
se esconden ejemplares alemanes de los años cincuenta. Con dosis de
espionaje, la historia de cómo fueron hallados los últimos Porsches que
sobrevivieron a la Revolución Cubana
18 de febrero de 2017

Cuba encierra secretos. Conserva cierto encanto de lugar enclaustrado,
inherente, inmaculado. Esconde una dosis de anacronismo, de espacio
físico-temporal que no corresponde a la época. A pesar de iniciar una
apertura tibia e histórica, investigar en La Habana una inocente
historia de autos perdidos se confundirá con un acto de espionaje.
Porsche fue en búsqueda de sus joyas ocultas: una operación de rescate,
una aventura de paciencia, secretos de Estado, noticias misteriosas,
pocas palabras, largos trayectos por ruta, un túnel al pasado.

El 24 de junio de 1962 perecieron las últimas esquirlas de la Cuba que
no fue. Cuatro años después de que los revolucionarios tomaran el poder,
los "modestos" Porsches 356 Speedster GT conducidos por Papi Martínez y
Eduardo Delgado ganaron la última carrera de autos internacional
celebrada en la isla. Cuatro años después de que los rebeldes
aprovecharan el Gran Premio de Cuba para secuestrar al campeón del mundo
y piloto de Maserati Juan Manuel Fangio, manteniéndolo en cautiverio
durante casi 30 horas. Para aquellos años, el Presidente Fulgencio
Batista desplegaba atracciones de neón para hacer del país un rincón
dorado del jet set.

Con el desembarco de Fidel Castro y el Che Guevara, la aplicación de la
Revolución Cubana y la historia conocida desapareció el plan fastuoso de
Batista. Los Porsches 356, acompañados por algunos 718 RSK y 550 Spyder,
pasan a manos del Estado para servir como taxis. La alta sociedad
escapa, algunos modelos de cuña alemana huyen. La historia de
recuperación, el relato que procura cerrar el círculo de los Porsches
conservados en territorio cubano apunta a un tal Orlando Morales,
considerado el archivero del automóvil en Cuba.

La historia de ingenuo espionaje la contó Bastian Fuhrmann para la
revista Christophorus de Porsche. La "operación rescate" demandó
alimentar la confianza de Morales, poseedor de la lista de todos los
medios de transporte introducidos legalmente en el país. Ya no existe el
Club Porsche de Cuba y los almendrones pintan el paisaje de historia
viva. El desfile de autos clásicos es casi una postal turística. Es el
museo rodante que sobrevivió a una revolución que progresivamente se
enfría. Modelos de estirpe estadounidense Dodge, Pontiac, Cadillac,
Chrysler, Ford, Chevrolet, Buick, Plymouth, Packard se pasean cansados
por las calles de La Habana. No hay rastros de alemanes vintage.

Orlando Morales confiesa que durante su época como piloto de carreras
tuvo el privilegio de conducir un Porsche 550 A Spyder: "Tuvo que ser en
1961. Hasta entonces solo solía conducir pesados automóviles
estadounidenses de alta cilindrada. Pero este ligero Porsche se conducía
como una mezcla entre jet y kart". En Cuba hay pocos "petrolheads"
(definición yankee que reciben los fanáticos de los autos). La pista de
Orlando continúa hacia Manuel García Fernández y Alberto Gutiérrez
Alonso, presidente del Club de Autos Clásicos y Antiguos. Se había
inaugurado una red de búsqueda.

A bordo de un Plymouth los investigadores atraviesan portentos
arquitectónicos detenidos en los años cincuenta, un parque de
diversiones librado al paso de los años, kilómetros de paisajes anclados
en la historia. La brújula gira hacia un portón de acero cerrado. Que se
abre y descubre detrás de un jardín abandonado un Porsche 356 C
-moraleja- también abandonado. El motor de cuatro cilindros fue
desplazado, las puertas, desmontadas, se superponen en el interior del
vehículo. Sus luces traseras que ya no están habían sido reemplazados
por las de un Lada ruso. Su propietario ahora reside en Florida. Aunque
solitario y final, el primer Porsche cubano había reaparecido.

En minutos emerge otro dato. Un Porsche 356 esperaba escondido entre
palmeras en otra esquina de la isla. La condición, recelo y premura, sin
preguntas, sin fotos y un máximo de cinco minutos para apreciarlo. En
aparente buen estado, el modelo correspondía a la primera fabricación de
Porsche Reutter. La parte trasera de la carrocería está alzada sobre
tacos para ahorrar peso a los ejes y los asientos Recaro sorprenden por
su modernidad: no tendrán más de 20 años.

Los Porsche florecen del suelo cubano. El relato indica destino
inmediato La Habana en persecución del rumor de dos reliquias en uso.
Dos 356, antagónicos, mantenían su vida útil. Un modelo beige, impoluto,
delicado y protegido, fabricado en 1957. El otro parece un rompecabezas,
un mosaico de distintos tonos azules, fabricado en 1953, atravesado por
los años y el desamparo. Mientras que uno es reflejo del amor, el
otro representa un sacrilegio para los puristas. El beige fue restaurado
a efectos de devolverlo a su estado natural. Pero el que quiere ser azul
es síntoma de la necesidad: un motor prestado, la pintura aplicada
varias veces, parches de masilla y piezas sujetadas por la propia
creatividad.

De los treinta Porsches que figuran en la lista de Orlando Morales sólo
se hallaron cuatro. Muchos ejemplares fueron evacuados de Cuba en
tiempos de revolución. Queda la pista de dos modelos que fueron vistos
por última vez con vida en el norte de la isla. La "Operación Porsche"
continúa.

Source: Operación Porsche: la búsqueda clandestina de las joyas perdidas
en Cuba - Infobae -
http://www.infobae.com/autos/2017/02/18/operacion-porsche-la-busqueda-clandestina-de-las-joyas-perdidas-en-cuba/

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