jueves, 26 de septiembre de 2013

Peloteros en Cuba o el engañoso pasaporte al profesionalismo

Peloteros en Cuba o el engañoso pasaporte al profesionalismo

Que tres peloteros ganen alguna plata en el extranjero es una gota de

agua en el océano de las Series Nacionales de Cuba.

Raúl Arce

septiembre 25, 2013



Aunque Granma, el diario oficial del gobierno cubano durante el medio

siglo más cercano dedicó el martes dos de sus páginas a reseñar la

reciente reunión de su Consejo de Ministros, un solo párrafo del

periódico—¡el último de la información!— pareció despertar de su letargo

a la población de la Isla.



Aburrida de tanta frase vacía en su vida diaria (Lineamientos… programa

nacional de medicamentos… cooperativas no agropecuarias… cuentas por

cobrar y por pagar…) la población de Cuba reaccionó con algún interés a

la brevísima nota en referencia al tema del deporte.



Lean: "En la reunión del Consejo de Ministros fue aprobada además, la

política de remuneración a los atletas, entrenadores y especialistas del

deporte; así como el perfeccionamiento de la Oficina del Historiador de

la Ciudad de La Habana, temas sobre los que se darán más detalles en

próximas ediciones" (sic).



Ciertos pasos de acercamiento al deporte profesional —tan tímidos como

inéditos dentro de la nación cubana posterior a 1959— han desbordado el

optimismo de algunos, y aun publicaciones internacionales de mucho

prestigio se refieren a una hipotética contratación libre de jugadores

de béisbol.



Alto a la ingenuidad.



Que tres peloteros en activo en Cuba hayan sido contratados durante el

verano por los Piratas de Campeche, en México, no es una autorización

sino una designación.



Me explico: que sea un equipo mexicano en particular, y no cualquier

equipo (allí lanzó antes Pedro Luis Lazo, pero después de retirarse de

su natal Pinar del Río) es una señal de buenas relaciones entre la

gerencia de Piratas y el gobierno cubano; y que tres criollos hayan

incursionado este año (Alfredo Despaigne, Yordanis Samón y Michel

Enríquez) no es el fruto de la solicitud personal de cada uno, sino del

plumazo de las autoridades de La Habana, tomando como conejillos de

indias a hombres de confianza en términos de lealtad política.



Que tres peloteros ganen alguna plata en el extranjero es una gota de

agua en el océano de las Series Nacionales de Cuba, allí donde cada año

participan no menos de 400 jugadores. Cuándo llegará mi turno, si es que

llega algún día, se preguntarán los 397 restantes.



Así, mientras el Granma del martes mantenía aún fresca la tinta de la

imprenta, el laberinto de internet proclamaba la escapada de la Isla de

otro hombre del equipo Cuba, el pitcher Raciel Iglesias. Nada va a parar

ese flujo mientras el valor de un atleta cubano se establezca desde la

oficina de un funcionario del Partido Comunista y no en un terreno de

juego, poniendo a prueba sus cualidades físicas.



Que los 16 equipos del campeonato cubano tendrían cabida en las Grandes

Ligas de Estados Unidos sería la afirmación propia de un lunático. Pero

que hoy mismo 30, 40 u 80 de los 400 hombres que jugarán desde el 3 de

noviembre desde San Antonio a Maisí estarían al alcance, -en cualquier

liga del planeta--, de una negociación más o menos lucrativa, es una

posibilidad totalmente cuerda.



Mientras tanto, los cambios prometidos en Cuba continúan moviéndose a

paso de tortuga, llegarán nuevos capítulos de la retórica

antimperialista si a la Isla se le veta finalmente el regreso a la Serie

del Caribe --de donde mismo se ausentaron por decisión de Fidel

Castro--, y más nombres se sumarán a la lista de aquellos que aparecen,

como por arte de magia, en otros terrenos del universo beisbolero.



Entonces, como la vaca del viejo chiste, los campeonatos cubanos no

darán leche. Darán lastima.



Source: "Peloteros en Cuba o el engañoso pasaporte al profesionalismo" -

http://www.martinoticias.com/content/cuba-deporte-beisbol-profesionalismo/27827.html

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