lunes, 28 de octubre de 2013

El juego de la doble moneda

Publicado el lunes, 10.28.13



El juego de la doble moneda

ALEJANDRO ARMENGOL



La dualidad monetaria en Cuba es un problema que hasta ahora el gobierno

de la isla había admitido, pero subordinado, al menos en teoría, a un

aumento de la productividad.



Esta situación ha cambiado. El Consejo de Ministros acordó "poner en

vigor el cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la

unificación monetaria y cambiaria", anunció el diario Granma.



La información no precisa una fecha para la puesta en práctica de la

medida, que siempre será paulatina, pero especifica que en la primera

etapa "los principales cambios se producirán en el sector de las

personas jurídicas", o sea, las empresas.



De esta forma, estos primeros cambios tendrían un carácter

fundamentalmente organizativo. Estarían destinados a poner un poco de

orden en el caos económico que afecta al país, no solo a nivel de la

calle sino entre las empresas: las distorsiones en costos, contabilidad

fiscal y política financiera.



La doble moneda no solo afecta la economía doméstica del cubano, sino

también la economía estatal. Como ha señalado el profesor Carmelo Mesa

Lago, la dualidad monetaria "impide conocer con certeza la productividad

de las empresas, reduce el tamaño del mercado interno y de las cadenas

económicas, y esconde subsidios e impuestos incorrectamente asignados".



Más allá de los problemas que representa la doble moneda para los

sistemas contables, hay una cuestión mucho más amplia, donde los

aspectos económicos y sociales están estrechamente interrelacionados.



La doble moneda surge en agosto de 1994, en el punto álgido de la crisis

asociada al llamado "Período Especial", y se caracteriza por el hecho de

que en la isla circulan dos monedas: el peso "nacional" (CUP) y el peso

"convertible". Cuba es el único país del mundo que imprime dos divisas.



Sin embargo, al tratar de justificar la doble moneda, y explicarla de

acuerdo a lo ocurrido en Cuba luego del fin de la Unión Soviética y el

campo socialista, se enmascara el verdadero problema.



La devaluación real de la moneda cubana, y los métodos empleados para

suplir con diversos sistemas de apariencia esta realidad –en un intento

de convertir en relativo un problema absoluto–, no se origina en la

década de 1990.



Es cierto que hace crisis entonces, y que es en ese momento cuando al

gobierno no le queda más remedio que admitir que el dinero, en sus

diferentes denominaciones (divisa, peso convertible, peso cubano),

empiece a moverse más acorde a las reglas que rigen su valor de cambio,

aunque siempre de forma controlada.



Las dificultades de una moneda más o menos ficticia y devaluada al

extremo existían desde décadas atrás. Ni siquiera se trata de algo

exclusivo de Cuba, sino de una situación propia de los llamados países

socialistas y en primer lugar de la Unión Soviética.



El concepto de peso convertible no nace en la isla y mucho menos durante

la mencionada crisis. En cualquier hotel moscovita uno encontraba en

1980 mercancías valoradas en "rublo dólares". Es decir, con un valor que

no respondía al del dinero que circulaba en las calles de la capital

soviética, porque para comprarlas había que tener otros rublos, los

adquiridos con dólares norteamericanos.



En la URSS y los países socialistas, esa doble moneda reflejaba el valor

reducido de la moneda nacional frente a otras divisas, al tiempo que le

permitía al gobierno negociar en un mercado reducido (el turístico) sin

recurrir a una devaluación.



Sólo que para los soviéticos y los ciudadanos de Europa del Este, el

dinero que recibían por concepto de salario les servía para suplir un

buen número de necesidades (aunque de forma limitada), mientras que la

divisa era sobre todo un pasaporte a la ilusión: la posibilidad de tener

una serie de artículos más o menos comunes en cualquier sociedad

occidental, pero para ellos transformados en objetos de ensueño.



De esta forma, la dualidad típica de cualquier país capitalista –entre

tener o no tener dinero para comprar desde comida a desodorante– era

para los soviéticos la disyuntiva entre la capacidad para adquirir el

jabón sin envoltura y otro con perfume y etiqueta.



En el caso de Cuba, a consecuencia de la supervivencia del modelo tras

la crisis por la desaparición de la URSS, se ha creado una amalgama que

hace que el asunto sea más complejo, aunque no menos crudo: el peso

convertible o la divisa no son sólo el pasaporte a la ilusión sino

también, y en muchos casos, la única vía para satisfacer las

necesidades: la opción entre diversos jabones sustituida por la

posibilidad de tener el artículo para bañarse.



La clave radica en que la dualidad no es sólo monetaria. Tiene que ver

con el sistema político adoptado y las aspiraciones sociales dentro de

este sistema. El problema surge, como ha ocurrido en Cuba, cuando las

soluciones políticas sustituyen –o tratan de ocultar– la realidad económica.



Source: ALEJANDRO ARMENGOL: El juego de la doble moneda - Opinión -

ElNuevoHerald.com -

<http://www.elnuevoherald.com/2013/10/28/v-fullstory/1599555/alejandro-armengol-el-juego-de.html>

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